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27 de febrero de 2015

Nuestra visita a la Feria Creativa Zaragoza

El viernes pasado acudimos puntualmente a nuestra cita anual con Creativa. Para nosotras ir a Creativa puede compararse con ir a un parque de atracciones. Eso sí, en plena temporada alta (porque anda que no hay gente) y con unas atracciones en las que nos da miedo montarnos (digamos que los precios no están precisamente tirados... por no hablar de la carísima entrada a la feria).

Primera impresión al entrar a la Feria

Bueno, una vez que has pagado y entrado (rápido si vas a primera hora del viernes y haciendo filas interminables si se te ocurre ir el sábado) te encuentras ante el paraíso del scrapping y de la costura. Lamentablemente, no podemos decir lo mismo sobre las lanas. Muy poquitas y las de siempre. Nada que sorprenda, salvo una honrosa excepción que ahora os contaré. Tengo entendido que en otras ciudades, a Creativa llevan lanas maravillosas, teñidas a mano o lujosamente caras como Malabrigo (pero oye, una feria bien justifica un capricho). En Zaragoza no. Aquí nos conformamos con ver lanas que puedes encontrar en casi cualquier mercería  y que sí, que están bien, pero nada fuera de lo común.  La única original era, desde mi punto de vista, la de fieltros en la que arrasé con la lana peinada tras hacer dos cursos con Urban Knitting Zaragoza (¡gracias Montse!): uno de fieltro modelable (ya estoy enganchada a esta técnica) y otro de hilado.

Aquí las compras de Pña. Como véis, este mes comerá solamente pasta y arroz, porque se gastó el presupuesto del mes.

Telas sí. Hay millones, maravillosas, japonesas, con letras, con dibujos plastificadas, por metros, fat quarters... ¡todo lo que quieras! Pña lo habría comprado absolutamente todo. Y material para scrapbooking y decoupage había también un montón y todo precioso (algunos con honrosos descuentos).

En definitiva, nos gustó mucho la feria, como todos los años, aunque nos gustaría que la entrada fuera más baratita (y eso que hay descuentos si te inscribes en la web, pero aún así...) y que hubiera más variedad de cosas, porque la verdad es que al final todos acaban teniendo cosas muy parecidas. Ah ¡Y más lanas, por favor!

La tienda de fieltro en la que Eneida se dejó los cuartos

 El puesto de Belula y algunas de sus preciosas telas